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No eres tú el que está decidiendo. Es tu programación inconsciente.

Muchas personas quieren generar un cambio en sus vidas, en sus trabajos u organizaciones y sin embargo siempre obtienen los mismos resultados. Es obvio que para obtener algo distinto es preciso hacer algo distinto. Pero para que el cambio sea profundo y no solo un parche, más que hacer, primero hay que pensar distinto.



El 90% de tus pensamientos de hoy son iguales o muy similares a tus pensamientos de ayer.

Los mismos pensamientos te llevan a las mismas elecciones y las mismas elecciones a los mismos resultados. Es difícil crear algo nuevo pensando siempre lo mismo.

La pregunta entonces es cómo pensar distinto, cómo romper ese loop y dejar de girar como un hámster en la rueda. Todos tenemos programas inconscientes que aprendemos desde muy pequeños y quedan grabados en nuestro cerebro, en circuitos neuronales y tienen una memoria emocional y energética. En la niñez se fijan las creencias de cómo es el mundo, quién soy, qué puedo lograr y qué no, qué me merezco y qué no, etc. y van formando un programa inconsciente. Las limitaciones que experimentas proceden de esa programación.


Imagina que escribes un documento en el Programa Word, lo imprimes y detectas un error de tipeo, lo corriges en el papel. Vuelves a imprimir y el error aparece nuevamente en la hoja. Entonces decides trabajar en tu conducta: pones más empeño, esfuerzo y tampoco lo logras. Decides modificar tu actitud y te dices a ti mismo que verás las cosas de manera más positiva y nada. No es un tema de conducta ni de actitud, simplemente tienes que ir al Programa para cambiar el Resultado. Tienes que ir al Programa Word para corregir ese error.


Piensa en algo que no estés pudiendo obtener ahora, y revisa las creencias de tu programa inconsciente.


Si quieres hacer crecer tu emprendimiento o negocio y ninguna estrategia de marketing te ha funcionado, probablemente tengas que revisar tus creencias inconscientes sobre lo que significa esa expansión. Por ejemplo, si mi negocio crece no podré con todo y voy a estresarme o no podré dedicarle tiempo a mi familia o me voy a “comprar” nuevos problemas, etc.


Si quieres tener una pareja y eres una persona que valora mucho su libertad y en tu programación inconsciente tener pareja significa perder tu libertad, entonces muy probablemente no tendrás pareja o boicotearás la relación.


Así, por ejemplo, si lideras un equipo de trabajo y quieres que la gente esté más comprometida y proactiva, seguramente necesitarás trabajar en tus propias creencias y en las del equipo para lograr cambios sostenibles. ¿Los colaboradores son meros ejecutores como robots o tienen espacio para crecer, innovar, desarrollarse y trabajar con propósito? ¿Cuáles son tus creencias al respecto?


Las creencias son la fuente de tus actitudes y conductas. Por lo tanto será infructuoso intentar cambiar actitudes y conductas propias o del equipo de trabajo y sostener ese cambio sino se trabajan en las creencias primero.

Si tu empresa valora la innovación pero tu creencia inconsciente sostiene que las nuevas ideas conllevan un nivel alto de riesgo, esa incongruencia entre los valores de la empresa y las creencias propias afectará decisiones y resultados.


Asimismo, las decisiones sobre expansión del negocio estarán dadas por las creencias de cuánta incertidumbre puedes tolerar, qué tanta aversión al riesgo tienes, qué tan abierto eres a nuevas propuestas y soluciones y cómo interactúas con la gente.


Una forma de hacer visibles tus creencias es mirar los resultados que estás obteniendo en esa área.


Vas a concretar las metas que tu programación inconsciente te “autorice”, a menos que la desprogrames.


Tus creencias determinan lo que es posible para ti, para tu empresa y tu equipo. No estás decidiendo tú, es tu programación inconsciente.

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